Inicios y desarrollo
del graffiti
La historia moderna del graffiti se remonta a los años 60
cuando empezó en Nueva York, influido por la música hip-hop. Los primeros
artistas de graffiti se dedicaban a firmas y vivían y pintaban en Nueva York.
El objetivo de estos primeros graffiteros, era dejar su
firma en el máximo numero de sitios posibles. Ganaban fama, dentro de los
círculos de graffiteros, según el número de firmas y según los sitios en los
que lograban firmar. Cuánto más peligroso el sitio, lograban más estatus.
Estos primeros artistas, que buscaban llamar la atención
de la comunidad, se dedicaban a bombardear las paredes de la ciudad con su
nombre o apodo. De ahí viene el término “bombing”.
Fue uno de estos primitivos "writers", apodado
Taki 183, quien debido a su ocupación de mensajero de a pie y a la necesidad de
utilizar el metro; crea los "motion tags". Nombre con el que se
bautizó al arte de marcar los vagones de metro con la firma en forma de
garabato.
Por otro lado, acaparó el honor de ser el primero en
llamar la atención de los todopoderosos "mass media". El diario New
York Times dedicó todo un artículo a este artista.
Se llega entonces, entre mediados y finales de los 70, a
la cumbre en lo que a innovación estilística se refiere. Cuando esta técnica
del "tag" o tagging", que consisitía en la firma del artista con
forma de garabato, evoluciona hacia letras más estilizadas y grandes.
Aunque el graffiti nace como un arte ilegal por estar
realizado en propiedades privadas y sin permiso, el verdadero
"writer" no es un criminal, ni distribuye drogas, ni pertenece a
ninguna pandilla. Y pese a los peligros en forma de fuertes multas y cortas
sentencias de encarcelamiento que amenaza la realización de las grandes piezas,
continúan fieles a la llamada del arte y a la necesidad de expresarse.
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